Quien mira hacia fuera sueña, quien mira hacia dentro despierta
C. Jung
Ayer noche estuve viendo una película, basada en hechos reales: «Kon Tiki’ cuenta la historia del joven explorador y antropólogo noruego Thor Heyerdahl, que surcó las aguas del Pacífico hasta llegar a las islas Tuamotu, donde llegó el 28 de abril de 1947. Para realizar este viaje, tuvo que surcar 8.000 kilómetros a bordo de la balsa Kon Tiki, hazaña que conmocionó a la humanidad. En éste corto vídeo, explica el origen y el deseo de llevar la historia al cine. Ver :
Lo que más me llamó la atención, fue la frase que repitió varias veces, algo así como..» quiero demostrar que el mar no es un obstáculo o un peligro, sino un medio de transporte y comunicación para ir hacia donde queremos».
En ésta frase, yo observo una invitación a superar miedos ante lo inmenso o desconocido y de alguna manera, una llamada a seguir nuestros impulsos vitales y deseos, que tienen base en nuestras creencias, o en lo que realmente nos mueve en la vida, o en un momento dado de su transcurso.

Algo también muy interesante, a señalar es, que se embarcó en ésta aventura sin saber nadar, estuvieron casi 150 días en el océano.
Thor Heyerdahl, confesó a su tripulación éste secreto, ya al final del viaje. Más curioso aún, ellos ya lo sabían desde el principio y aún así se embarcaron y se pusieron bajo su mando y bajo su manto, – un acto de fe, en sí mismo realmente, a mi juicio -.
Lo que realmente les salvaba y les protegía en todo momento, sobrepasando tiburones, grandes tormentas, arrecifes y todo lo que puede surgir en medio del océano, fue la FE.
Algo que tendría que ver con una inmensa seguridad que proporciona el tener confianza en lo que uno/a cree, y por supuesto, hay que añadir la FE EN LA VIDA y en la Naturaleza, es decir el tener una visión de la Naturaleza, no como una amenaza o un peligro, sino como una aliada, que acompaña. Absoluta entrega a las propias convicciones y sentimientos y también a la fuerza espontánea e incontrolable del poder natural .Motores y salvavidas cruciales en ésta aventura sin antecedentes.
Consigueron llegar todos vivos y sanos, y llevaron después una vidas muy plenas y satisfactorias.
Me impresionó mucho ésta fortaleza y voluntad interior, y el no achicarse en ningún momento ante el peligro, – creo que tuviera que ver un poco, con ese dicho popular de que si un perro huele tu miedo, te morderá, mientras que si permaneces tranquilo/a, no te hará nada- .
Esta reflexión es una invitación a hundirnos de verdad en nuestro interior, y sacar a flote nuestros anhelos, creencias, lo que realmente nos mueve, y confiar, que la vida lo traerá.
El miedo atrae al MIEDO, Y AL ESTANCAMIENTO. El valor está más conectado con la vida y con el Ser, y también a dar honor a la vida que se nos ha sido dada. Hay un deber de consumir la semilla que hay dentro, de hacerla crecer, y para ello necesitamos CONFIAR..CONFIAR…y NAVEGAR…
Igualmente, si la ola termina revolcándote, te llevas el gusto de un maravilloso viaje, de dejarse llevar y DE ABANDONARSE. Una conciencia tranquila de que fuiste a por lo que te llamaba, con mucha FE, viviste.
En momentos difíciles como los que todo el mundo está atravesando, llenos de incertidumbre y de amenazas naturales, como la enfermedad, creo que es importante PARAR y conectarnos con ésta fe, en que lo que hacemos está bien y que llegamos hasta donde podemos. Que después de la tormenta vendrá la CALMA y tener la certeza de que nos tenemos a nosotros/as mismos/as.
También el amor y la compañía de las personas que están cerca nuestra en todo momento y pase lo que pase, llevamos el timón y el corazón en el camino. Atentos al viento, siempre a la escucha, confiando en que ya vendrán mejores vientos para llevarnos a UN BUEN PUERTO, siempre a PUERTO.
