
Creo que es una experiencia común a todos, el sentirnos mejor después de hacer algo de ejercicio y haber movido algo el cuerpo. Sentirnos más vitales, con más energía, notar cómo el corazón palpita, escuchar el ritmo de nuestra respiración y percibir de alguna forma que nuestra energía está renovada.
Hay ciertas cosas que realmente, pueden hacer que nuestra forma de sentirnos, nuestro ánimo obtenga mejor calidad. Es más, en mi opinión tenemos muchas capacidades y recursos para aumentar nuestro bienestar emocional de lo que pensamos, INCLUSO EN SITUACIONES DE ENFERMEDAD O DEBILIDAD.
Si de verdad ponemos la atención en nuestro cuerpo– su plasticidad, su capacidad de recuperación y de respuesta ante los cambios que introducimos en él, que es INFINITA-, podemos ganar herramientas para nuestra salud mental y emocional.
Cuidar lo que comemos y cómo lo hacemos: por ejemplo cuando tomamos una cena que ha sido elaborada con buenos productos, echa a fuego lento y está sabrosa, nos reconforta el espíritu. Cuando por el contrario nos llevamos a la boca, un alimento procesado y cocinado a las prisas, no nos sienta igual de bien.
SOMOS MATERIA, células vivas que se alimentan también de esencias naturales, como el aire que respiramos, el agua que bebemos, y el alimento con el que nos nutrimos. Y cómo seres corpóreos que somos, necesitamos también movimiento- estirarnos, caminar, saltar, correr, bailar-, actividades que nos recuerden que el cuerpo está vivo y que necesita OXÍGENO.
Estas ideas no son nada místico, se trata sólo de recordarnos que somos SERES VIVOS, y que por tanto, todo lo que podamos hacer para que el cuerpo se nutra de vitalidad y de salud, va a repercutir probablemente de forma positiva en nuestro equilibrio PSICOLÓGICO.

Si necesitamos hacer frente a un período difícil de nuestra vida, como una separación, un duelo, un cambio de trabajo, una pérdida, seguramente ayudará el tener éstos aspectos en cuenta. La tristeza y el dolor pueden hacerse más llevaderos, y podemos manejarlos mejor si realmente atendemos también a nuestro aspecto corporal: moverse, comer bien, pasear y pensar de forma más positiva, podrían ser buenas herramientas con las que enfrentarse a un desafío emocional. La próxima vez que se sienta un poco decaído, pruebe a dar un paseo al aire libre o prepararse una comida sabrosa y echa con amor, seguramente, y con suerte, su ánimo habrá cambiado, y quizás pueda sentirse un poco mejor…